lunes, 9 de marzo de 2015
Algoritmo, dime una cosa, ¿quién es en este reino la más hermosa?
"Espejo, dime una cosa, ¿quién es en este reino la más hermosa?". Así invoca la malvada madrastra de Blancanieves, y parece tomarse muy a pecho la opinión de ese juez sobrenatural. Es la perenne pretensión: descubrir la clave de la belleza, y que no dependa del criterio subjetivo de una sola opinión.
Esa pretensión ha tomado cuerpo en forma de estudio. El proyecto responde a la inquietud por encontrar los criterios que hacen que recordemos mejor una cara u otra, y se ha diseñado introduciendo en un programa informático centenares de fotografías de rostros elogiados previamente como bellos, e identificando en todos ellos, a base de algoritmos, los patrones que determinan esta condición.
Aparentemente suena muy frío que la belleza dependa de unos algoritmos matemáticos, pero “el rostro humano es una de las cosas más fáciles de juzgar para un máquina”, asegura Aditya Khosla, del MIT. Su estructura siempre se repite: “todo el mundo tiene ojos, boca, nariz, dos orejas colocadas de la misma manera”, por lo que los ordenadores detectan las variaciones sin demasiado problema. El reto viene a continuación: conseguir programar que un rostro introducido asuma como propios los criterios de los cánones de belleza y logren ofrecer su mejor versión con modificaciones automáticas programadas. En pocas palabras: una cámara de fotos en la que siempre salgáis guapos... pues ese es el objetivo, o uno de ellos.
Ya que una de las necesidades del digital signage es la medición de las audiencias, y eso se hace con herramientas de reconocimiento facial, no es difícil imaginar cómo podría aplicarse el proyecto citado a las pantallas digitales: uso en espejos o probadores de realidad aumentada, aplicación de criterios similares para detectar el grado de satisfacción al visualizar un contenido, etc. ¿Alguien se anima?
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